No busco las grandes vistas ni paisajes. Por el contrario, persigo alejarme de la obviedad para acercarme a lo abstracto. Abandonar la amplitud para concentrarme en lo mínimo.
Es esta misma línea estética la que me ha motivado a retratar reiteradamente la fiesta de Ayquina. Sus colores, su movimiento, su expresividad, sus formas. Mi mirada, por cierto, se aleja de lo meramente documental. Es una mirada personal que busca abstraer la magia de la fiesta y llevarla a la imagen. En todo este proceso creativo siempre ha estado presente el sentido profundo del vínculo, del amor por lo nuestro. A través de mi fotografía no sólo busco transformar la realidad objetiva en sensaciones, sino también poner en valor el patrimonio natural y cultural que forma parte de nuestra identidad.