Valdivia tiene un sueño

Quiero dar las gracias, las muchas, muchas gracias, por este reconocimiento que me otorgan. Valdivia es, por deseo y elección, hace ya mucho, la ciudad en la cual mi historia y la multiplicidad de migraciones que me pueblan, habitamos. Es por eso, por lo que recibir esta distinción con la que nunca soñé, es algo que atesoro y me hace feliz.  Sé, sin embargo, que nada puede crecer ni desarrollarse en solitario. La escritura, los libros, los congresos, encuentros, festivales y talleres, las obras multidisciplinarias y las conversaciones que han nacido y madurado aquí en Valdivia, son resultado de la generosidad y el compromiso de los y las que viven aquí conmigo.  

Una casualidad no es nunca sólo eso.  Este año se cumplió un decenio desde que Ediciones Kultrún publicó, gracias a un CONARTE que me entregó esta Corporación, mi libro La Ciudad que Habito. En este libro, que también es un viaje, reconozco la profundidad, diversidad y riqueza de Valdivia, así como el camino que me trajo a ella, donde literalmente, volví a nacer.  El libro es una saga personal que se entrevera y fusiona con la historia local.  Y aunque el libro creció lentamente en el vientre de mi tiempo, vino a nacer a la sombra de las luces y aguas de Valdivia, el año 2012.  Hoy, 10 años después, Héctor Garces, compositor, Hyngrid Kujawinski, directora del coro UACh y Lisette Schwerter, directora del Bafuach, crearon con el poema de este libro una Cantata popular para Valdivia que lleva por nombre Desde la ciudad que habito.  Esta Cantata fue estrenada parcialmente en el Teatro Cervantes hace unos meses y su estreno completo se proyecta para comienzos del año 2023.  Por eso digo, que recibir esta distinción de manos del municipio de Valdivia, precisamente a diez años de la publicación del libro, corona lo aparentemente casual, con una pizca de intensión mágica que me conmueve y remueve.

Tengo la costumbre de agradecer lo que sea que me toque en suerte. En los salones de la municipalidad primero y luego, en la Sala Ainilebu y la Casa Prochelle, todas y todos hemos tenido la suerte de conocernos y compartir intereses, pasiones y saberes. Por lo mismo, sé que es necesario, que lugares como esta Casa o la Biblioteca Municipal, se multipliquen y existan en todos los barrios de Valdivia.  Quizás, pienso, podrían ser los liceos y escuelas, los primeros recintos llamados a activarse después de sus horarios de clases para que la cultura fluya por los barrios y entusiasme.  Estos podrían efectivamente ser centros vivos de encuentro, de colaboración y creación. Lugares de trabajo digno para todas y todos nosotros. Sueño y los invito a soñar, porque Valdivia tiene las ganas y la necesidad de tener salas de usos múltiples para públicos reducidos donde sea posible mostrar lo que hacemos: obras de teatro, de danza, lecturas poéticas; música de cantautores, pequeñas orquestas y/o ensambles; y también, charlas y visionado de películas que luego den vuelo a la conversación.  En una ciudad de lluvias y amistad, hay que hacer esfuerzos por concretizar la existencia de estos lugares. Estoy segura de que algo así, redundaría en ciudadanos y ciudadanas mejores y más comprometidos con la ciudad. En vecinas y vecinos abiertos a parlotear y trabajar por el bien común. Creo que somos muchas y muchos los que, perteneciendo al mundo creativo o interesados en sus manifestaciones, amaríamos y daríamos vida a estos lugares.  Es así como florece el ánimo de hacer ciudad y la urgencia de cuidarnos.  Valdivia puede y debe hacerlo.  Si logramos pensarnos como una ciudad que, en vez de ver a la cultura como un emprendimiento opta por verla como una oportunidad profunda y generosa para sanar nuestras almas y empoderar nuestras mentes y cuerpos, habremos contribuido con creses a la sociedad chilena.  Dejaríamos de mirar hacia el centro y en cambio, seríamos un centro bullente de creatividad.  La cultura es una forma de vivir y vibrar en y con el mundo. Es también un modo de compartir el espacio común. Me entusiasma pensar que la Municipalidad y su Corporación Cultural harán los posible por seguir colocando, uno sobre otro, los ladrillos de esta idea. Sería un modo concreto de entender que cooperar renta más que competir.  Un sueño, que, de concretarse, reforzaría la identidad cultural y artística de nuestra ciudad; que haría de Valdivia una ciudad dilecta y cuidada por sus habitantes. Con la energía y creatividad de sus artistas sumada a la actual y evidente voluntad municipal de que así sea, será posible habilitar o construir infraestructuras que nos permitan mostrar y trabajar en lo que cada uno sabe hacer.

Espero me perdonen este escarceo, pero sé que, en esta sala, todas y todos compartimos el deseo de profundos e intensos cambios respecto al lugar que debe ocupar la creación y la difusión del arte en la ciudad. 

Por último, quiero agradecer muy profundamente a quienes me otorgaron este reconocimiento y están aquí presentes: a la alcaldesa Carla Antmann, a los Sres. y Sras. concejales, al gerente y los miembros del directorio, a todas y cada una de las autoridades.  Quiero también, agradecer de corazón y especialmente, la presencia y el cariño de todos los amigos y amigas que están aquí acompañándome.

    Verónica Zondek D.

Valdivia, diciembre 2022